Con el creciente interés de los dueños de mascotas en alimentarlas con la dieta BARF, también han surgido diversos mitos y preocupaciones sobre la seguridad y los beneficios de este tipo de alimentación. En este artículo, exploraremos algunos de los mitos más comunes asociados con la dieta BARF y analizaremos la evidencia científica disponible para determinar si estas preocupaciones están justificadas.
Mito 1: La dieta BARF es peligrosa porque los alimentos crudos contienen bacterias y parásitos
Uno de los mitos más prevalentes es que alimentar a las mascotas con carne cruda las expone a bacterias peligrosas como Salmonella, E. coli y Campylobacter, así como a parásitos que podrían poner en riesgo su salud.
Evidencia científica: Aunque es cierto que la carne cruda puede albergar bacterias y parásitos, la idea de que esto necesariamente representa una amenaza para la salud de las mascotas es una simplificación excesiva. Los sistemas digestivos de perros y gatos están adaptados para manejar los patógenos presentes en la carne cruda. Sus tractos digestivos son más cortos y ácidos que los de los humanos, lo que les permite procesar los alimentos de manera más eficiente. Además, el jugo pancreático de los perros contiene una proteína bactericida que les ayuda a neutralizar y eliminar bacterias como Escherichia coli, Shigella, Salmonella y Klebsiella. También actúa de forma bacteriostática contra Staphylococcus y Pseudomonas, e inhibe el crecimiento de Candida albicans.
Además, es importante señalar que las mascotas alimentadas con dietas comerciales también pueden estar expuestas a patógenos si los alimentos no son manejados correctamente. Por lo tanto, el riesgo no es exclusivo de la dieta BARF, sino que se trata más bien de una cuestión de prácticas adecuadas de higiene y manejo de alimentos.
Entonces, en forma natural, el perro es mucho más resistente a las enfermedades bacterianas adquiridas vía alimento. Esta resistencia natural tiene mucho sentido si tomamos en cuenta que el perro cazador entierra los restos de comida por varios días para comerlos cuando nuevamente tiene apetito.
Mito 2: La dieta BARF es nutricionalmente incompleta
Otro mito común es que la dieta BARF no proporciona todos los nutrientes esenciales que los perros y gatos necesitan para estar saludables, lo que podría llevar a deficiencias nutricionales a largo plazo.
Evidencia Científica: Este mito surge en parte de la idea errónea de que una dieta cruda consiste únicamente en carne cruda, sin considerar que una dieta BARF bien planificada incluye una variedad de componentes, como huesos, vísceras, vegetales y suplementos, que en conjunto proporcionan una nutrición equilibrada.
La clave para una dieta BARF nutricionalmente completa es la diversidad y el equilibrio. Varios estudios, como el realizado por Freeman et al. (2013), han demostrado que las dietas crudas bien formuladas pueden cumplir con los requerimientos nutricionales establecidos por la Association of American Feed Control Officials (AAFCO) y otras organizaciones de nutrición animal.
Es cierto que, como cualquier tipo de alimentación, si no se formula adecuadamente, una dieta BARF puede carecer de ciertos nutrientes esenciales. Sin embargo, con la orientación de un veterinario o un nutricionista animal, los dueños de mascotas pueden asegurarse de que su dieta BARF sea completa y equilibrada.
Mito 3: Los huesos en la dieta BARF son peligrosos y pueden causar obstrucciones o perforaciones
Una preocupación frecuente es que los huesos en la dieta BARF pueden representar un riesgo para las mascotas, ya que podrían causar obstrucciones intestinales, perforaciones o fracturas dentales.
Evidencia Científica: Este mito se basa en la experiencia de que ciertos tipos de huesos, especialmente los cocidos, pueden astillarse y causar problemas graves. Sin embargo, los huesos crudos son menos propensos a astillarse que los cocidos y, cuando se administran adecuadamente, pueden ser una parte segura y beneficiosa de la dieta BARF.
Los huesos crudos proporcionan nutrientes esenciales como calcio y fósforo, y también ayudan a mantener la salud dental al reducir la acumulación de placa y sarro. Un estudio de Brown et al. (2007), destacó que los perros alimentados con huesos crudos tienen significativamente menos problemas dentales en comparación con aquellos alimentados con dietas comerciales.
Mito 4: Los perros y gatos no están adaptados para digerir dietas crudas en la actualidad
Existe la idea de que los perros y gatos domesticados han evolucionado para depender de dietas comerciales procesadas y que no están bien adaptados para digerir carne cruda en la actualidad.
Evidencia Científica: Este mito surge de la observación de que las dietas comerciales han dominado el mercado durante décadas, lo que lleva a algunos a suponer que las mascotas modernas han perdido su capacidad para digerir dietas crudas. Sin embargo, la evidencia científica sugiere lo contrario.
Estudios sobre la evolución canina, como el realizado por Axelsson et al. (2013), han demostrado que, si bien los perros han desarrollado algunas adaptaciones para digerir almidones presentes en dietas comerciales, sus sistemas digestivos siguen siendo muy capaces de procesar carne cruda de manera eficiente. Esto se debe a que, a pesar de la domesticación, los perros y gatos mantienen muchas características fisiológicas de sus ancestros carnívoros.
La capacidad de los perros y gatos para digerir carne cruda sigue siendo robusta, y la dieta BARF se alinea con sus necesidades biológicas. Esto no significa que las dietas comerciales sean necesariamente perjudiciales, sino que los animales siguen siendo perfectamente capaces de prosperar con una dieta cruda cuando se formula adecuadamente.
Mito 5: Las dietas crudas son demasiado complicadas y costosas para la mayoría de los dueños de mascotas
Se dice que la dieta BARF es demasiado complicada de preparar y administrar, y que solo es accesible para dueños de mascotas con mucho tiempo y recursos.
Evidencia Científica: Es cierto que la dieta BARF puede requerir más tiempo y planificación que simplemente abrir una bolsa de croquetas, pero no es necesario que sea excesivamente complicada o costosa. Muchos dueños de mascotas que han hecho la transición a una dieta BARF encuentran que, con el tiempo, se vuelve una rutina manejable y no necesariamente más cara que las dietas comerciales de alta calidad.
Un estudio de (J. Terán-Piña, 2022) evaluó la relación costo beneficio de una dieta natural (BARF) y una dieta una dieta comercial de gama alta (CROQUETAS) y obtuvo una menor relación costo beneficio en la dieta natural BARF, lo que se tradujo como una menor inversión por kilogramo de peso ganado por animal para este tipo de dieta. Además, algunos dueños de mascotas informan que sus animales requieren menos visitas al veterinario cuando se alimentan con una dieta BARF, lo que puede compensar los costos iniciales.
Mito 6: La dieta BARF no tiene respaldo científico suficiente
Uno de los argumentos que a menudo se esgrimen en contra de la dieta BARF es que no hay suficiente respaldo científico para confirmar su seguridad y efectividad a largo plazo.
Evidencia Científica: Si bien es cierto que la investigación sobre la dieta BARF no es tan extensa como la que existe para las dietas comerciales, el cuerpo de evidencia está creciendo. Diversos estudios han comenzado a explorar los beneficios y desafíos de la alimentación cruda, y los resultados son cada vez más prometedores.
Por ejemplo, un estudio realizado por (Schlesinger y Joffe, 2011) revisó la literatura existente sobre dietas crudas para mascotas y concluyó que, si bien se necesita más investigación, hay evidencia de que las dietas crudas pueden ofrecer beneficios en términos de salud digestiva, salud dental y control de peso. El estudio también destacó que los riesgos asociados con la dieta BARF pueden ser gestionados adecuadamente con una planificación cuidadosa y un manejo higiénico.
Otro estudio realizado por (Dillitzer et al. 2011) encontró que las dietas crudas bien formuladas pueden cumplir con los estándares nutricionales y proporcionar una alternativa viable a las dietas comerciales. Este tipo de investigación subraya que, con el enfoque adecuado, la dieta BARF puede ser una opción saludable y segura para las mascotas.
Mito 7: Las dietas crudas pueden empeorar las condiciones de salud preexistentes
Algunos dueños de mascotas creen que alimentar a un animal con condiciones de salud preexistentes, como problemas renales o hepáticos, con una dieta cruda podría empeorar su estado.
Evidencia Científica: Este mito surge de la preocupación de que las dietas crudas no sean adecuadas para mascotas con necesidades dietéticas especiales. Sin embargo, cuando se formula adecuadamente, una dieta BARF puede ser adaptada para cumplir con los requerimientos específicos de mascotas con condiciones de salud.
Un estudio realizado por (Fascetti y Delaney, 2012) destacó la importancia de la individualización en la nutrición de mascotas con problemas de salud crónicos. Si bien reconocen que las dietas comerciales específicas para ciertas condiciones médicas están formuladas para abordar estas necesidades, también señalan que las dietas crudas pueden ser personalizadas de manera efectiva bajo la guía de un veterinario o un nutricionista veterinario.
Por ejemplo, en el caso de mascotas con enfermedad renal crónica, una dieta BARF podría modificarse para incluir fuentes de proteínas de alta calidad y bajos niveles de fósforo, lo que podría ser beneficioso en comparación con algunas dietas comerciales que contienen ingredientes de menor calidad.
Mito 8: Las dietas crudas son solo una moda pasajera
Algunos críticos de la dieta BARF argumentan que es simplemente una moda que pasará, y que a largo plazo las dietas comerciales seguirán siendo la mejor opción para la mayoría de las mascotas.
Evidencia Científica: Si bien la popularidad de la dieta BARF ha aumentado en las últimas décadas, no se trata de una tendencia reciente sin fundamento. De hecho, la alimentación cruda para mascotas tiene raíces profundas en la historia de la domesticación animal. Durante la mayor parte de la historia, los perros y gatos han subsistido con dietas crudas, y solo en el último siglo se ha producido el auge de las dietas comerciales altamente procesadas.
La evidencia científica, junto con la experiencia acumulada por dueños de mascotas que han optado por la dieta BARF, sugiere que no se trata de una moda pasajera, sino de un retorno a prácticas alimenticias más naturales y biológicamente apropiadas. A medida que más estudios respalden la efectividad y seguridad de la dieta BARF, es probable que continúe creciendo su aceptación y popularidad.
Mito 9: La dieta BARF puede causar desequilibrios hormonales y problemas de salud a largo plazo
Algunos creen que una dieta cruda, al no estar procesada o fortificada como las dietas comerciales, puede causar desequilibrios hormonales o deficiencias que afecten la salud de las mascotas a largo plazo.
Evidencia Científica: Este mito se relaciona con la preocupación de que la dieta BARF no contenga niveles adecuados de ciertos nutrientes, lo que podría llevar a problemas hormonales o de otro tipo. Sin embargo, la evidencia científica no respalda la idea de que una dieta BARF bien formulada cause desequilibrios hormonales.
De hecho, algunos estudios sugieren que las dietas crudas pueden ser más beneficiosas para la regulación hormonal que las dietas comerciales, especialmente en términos de la salud tiroidea y el control del peso. Un estudio realizado por (Di Cerbo et al. 2017) encontró que perros alimentados con dietas crudas tenían perfiles hormonales más estables en comparación con aquellos alimentados con dietas comerciales.
Mito 10: Los veterinarios están en contra de la dieta BARF porque no es segura ni efectiva
Algunos dueños de mascotas creen que la mayoría de los veterinarios están en contra de la dieta BARF y que prefieren las dietas comerciales debido a intereses comerciales o preocupaciones de seguridad.
Evidencia Científica: Si bien es cierto que algunos veterinarios expresan reservas sobre la dieta BARF, es importante entender que estas preocupaciones a menudo se basan en la falta de información o en experiencias con dueños de mascotas que no han manejado adecuadamente la transición a una dieta cruda. Sin embargo, muchos veterinarios holísticos y aquellos especializados en nutrición animal reconocen los beneficios potenciales de la dieta BARF cuando se implementa correctamente.
Un estudio publicado en el Journal of the American Veterinary Medical Association por (Freeman et al. 2013) señala que las preocupaciones de los veterinarios sobre las dietas crudas suelen estar relacionadas con el riesgo de desequilibrios nutricionales y patógenos. No obstante, el estudio también sugiere que, con la educación adecuada y la supervisión veterinaria, estos riesgos pueden minimizarse. La clave está en una comunicación abierta entre los dueños de mascotas y los veterinarios, así como en el desarrollo de planes dietéticos personalizados que cumplan con los requisitos nutricionales de cada animal.
Conclusión
En conclusión, muchos de los mitos que rodean la dieta BARF no están respaldados por la evidencia científica y, en muchos casos, son el resultado de malentendidos o desinformación. Con la educación adecuada y el enfoque correcto, la dieta BARF puede ser una opción segura y saludable para muchas mascotas, alineándose con sus necesidades biológicas y ofreciendo beneficios significativos en términos de salud y bienestar a largo plazo.
0 comentarios